domingo, 29 de octubre de 2023

La Ciudad

Me parece bonito, y también inspirador, que dentro de la palabra "ciudad" se esconda esta otra: "cuidad".

Es como si se nos invitara a cuidar de la propia ciudad y con ella de los que la habitan. 

Creo que con el paso del tiempo hemos olvidado la razón del surgimiento de la ciudad. Aun cuando es verdad que en lo humano todo anda mezclado, lo noble con lo innoble, lo puro con lo impuro, en su concepción más noble no surgió por mera agregación de personas y casas, sino como proyecto común en el cual un grupo de personas colaboran para sostenerla y al mismo tiempo se benefician de su existencia. 

Esa consciencia fundacional sigue existiendo, por eso uno siente que pertenece a su ciudad y se identifica como paisano de aquellos con quienes comparte el gentilicio, pero se ha vuelto tan difusa que también es frecuente encontrar, sobre todo en las grandes ciudades, un exacerbado individualismo que se manifiesta de forma patente en la suciedad arrojada por los que no tienen reparo en ensuciar y dañar calles y plazas al no sentirlas como algo propio; en lo frío y algo inhumano de esas mismas calles y plazas, donde con frecuencia no hay lugar para el sosiego y el espacio se ha rendido casi sin condiciones al incesante fluir del tráfico; también en el olvido del saludo como expresión de cercanía y de disponibilidad, costumbre cada vez más rara. 

Son muchos los síntomas que nos llevan a reconocer una ciudad deshumanizada, desprovista ya de su intención primigenia como lugar acogedor para el ser humano. 

Por eso está bien notar que esa palabra -cuidad- está ahí para recordarnos que nos seguimos necesitando los unos a los otros.

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