Creo que este haiku expresa la presencia de un misterioso poder que es capaz de transformar el mundo. A veces me siento tentado a dejarme llevar por un sentimiento de disgusto porque las cosas no son como me gustaría. Me parece que es bueno en esos momentos recordar que hay muchas cosas que no podemos cambiar, pero que siempre es posible elegir cómo reaccionar ante este hecho. Puedo dejarme arrastrar por sentimientos como la tristeza, la angustia y el desánimo o puedo dar gracias por cada instante y buscar su belleza para reconocer que en el fondo todo está bien. Quisiera mantenerme siempre fiel a esta última elección, pero no es tan fácil como decirlo. Hay en mí una poderosa fuerza que me impulsa a dejarme llevar por esos sentimientos tan negativos. Sin embargo hacerlo no me lleva a donde quiero ir. Por eso he decidido luchar contra esa fuerza para abrirme a esa otra fuerza transformadora que también hay en mí y que sí me lleva a donde quiero ir. Requiere esfuerzo, pero he comprendido que es el único esfuerzo que merece la pena. La flor no surgirá si no creo condiciones favorables para que lo haga. Quiero dejar que surja, quiero dejar que su belleza se manifieste y se exprese. Siento que no puedo hacerlo solo, pero creo firmemente que la ayuda está disponible para quien la busca con sinceridad.
sábado, 5 de octubre de 2019
La flor
Creo que este haiku expresa la presencia de un misterioso poder que es capaz de transformar el mundo. A veces me siento tentado a dejarme llevar por un sentimiento de disgusto porque las cosas no son como me gustaría. Me parece que es bueno en esos momentos recordar que hay muchas cosas que no podemos cambiar, pero que siempre es posible elegir cómo reaccionar ante este hecho. Puedo dejarme arrastrar por sentimientos como la tristeza, la angustia y el desánimo o puedo dar gracias por cada instante y buscar su belleza para reconocer que en el fondo todo está bien. Quisiera mantenerme siempre fiel a esta última elección, pero no es tan fácil como decirlo. Hay en mí una poderosa fuerza que me impulsa a dejarme llevar por esos sentimientos tan negativos. Sin embargo hacerlo no me lleva a donde quiero ir. Por eso he decidido luchar contra esa fuerza para abrirme a esa otra fuerza transformadora que también hay en mí y que sí me lleva a donde quiero ir. Requiere esfuerzo, pero he comprendido que es el único esfuerzo que merece la pena. La flor no surgirá si no creo condiciones favorables para que lo haga. Quiero dejar que surja, quiero dejar que su belleza se manifieste y se exprese. Siento que no puedo hacerlo solo, pero creo firmemente que la ayuda está disponible para quien la busca con sinceridad.
jueves, 11 de abril de 2019
Donde está el tiempo no estoy yo
No hallarás vida
domingo, 7 de abril de 2019
El mayor poder en el universo
Lo quería todo
No había comprendido
No falta nada
No hay mayor poder en el universo que el de la mente. Así expresado, esto no es verdad; no porque no sea así, sino porque la verdad es completa y si le falta algo ya no es verdad. Sería más exacto decir que es cierto; y es así porque lo cierto es verdad en un determinado nivel, mientras que la verdad no deja de ser verdad, sea cual sea el nivel. Ahora nosotros nos encontramos en el nivel de lo cierto, pero aspiramos al nivel de la Verdad.
Así, en el nivel en el que nos encontramos, es cierto que no hay mayor poder en el universo que el de la mente. Aceptar esta afirmación como verdadera ya es un avance importante, pues supone un ascenso de nivel en la comprensión de la realidad. No hay mayor poder en el universo que el poder de la mente, y ese poder se encuentra en nosotros porque nos ha sido dado. Sin embargo, este poder, imposible de medir o de abarcar, tal es su magnitud, mal empleado puede conducirnos a creer que no está con nosotros, sino contra nosotros. Y por desgracia, esto es lo más común entre las personas, hacer mal uso del poder de la mente. Es a causa de esto por lo que podemos llegar a pensar que el universo entero está contra nosotros y que necesitamos protegernos de él. Entonces la felicidad nos parece algo que tenemos que arrancarle al universo a fuerza de luchar contra él. Pero quien lucha, además de armas, necesita defensas y eso nos lleva a levantar muros que nos separen y nos protejan de un entorno que consideramos hostil. Pero como estos muros, al igual que la causa que nos lleva a levantarlos, no son reales sino artificialmente creados, mantenerlos en pie nos exige un tremendo y constante esfuerzo que nos conduce al agotamiento. A esto es a lo que habitualmente llamamos “vida”. Cuando esos muros que con tanto esfuerzo hemos levantado y sostenido día a día, instante tras instante, se resquebrajan nos sobreviene la enfermedad y finalmente la muerte.
Mal empleado, el poder de la mente nos lleva a pensar que somos débiles, que vivimos en un mundo en el que la escasez nos obliga a competir unos contra otros; que nuestras limitaciones son mayores que nuestras capacidades… Y al pensar estas cosas es el mismo poder de la mente el que nos las hace aparecer como reales hasta el punto que parece locura pensar de otra manera.
Si observamos con atención toda nuestra vida pasada nos resultará fácil comprobar que este modo de pensar nos ha conducido a unos resultados francamente mediocres, y que la sensación de insatisfacción y de infelicidad que experimentamos es testigo insobornable de ello.