Las olas surgen en el Océano. Antes de ser olas son Océano; mientras son olas siguen siendo Océano y luego, al morir, no dejan de ser Océano. Tal vez la ola pueda pensar y crea que es por sí misma, pero no por eso dejará de ser Océano. Pobre ola, no se da cuenta que haga lo que haga y piense lo que piense es Océano y por serlo es completa, nada le falta. Pero por creerse independiente y distinta de las demás olas se siente incompleta e infeliz. Pobre ola.
viernes, 25 de agosto de 2017
domingo, 7 de mayo de 2017
La bruma
Cuando contemplamos un paisaje sumido en la bruma es difícil
hacerse una idea exacta de lo que vemos; los contornos se difuminan y no es
fácil saber dónde acaba una cosa y empieza otra. Nuestra idea del mundo es muy
parecida a esa imagen del paisaje dominado por la bruma, ya que una mente
dividida no puede ver con claridad. Lo que vemos del mundo no es el mundo
realmente, sino nuestra idea del mundo, la cual tiene más que ver con nosotros
mismos que con algo exterior a nosotros. En realidad no hay nada fuera de
nosotros y por tanto no podemos ver más que las imágenes que nuestra propia
mente crea. El mundo no tiene existencia autónoma, depende de nosotros para
existir. Y por otra parte, no hay muchas mentes, sino una sola y es en esta
única mente donde el mundo aparece como una imagen más parecida a un sueño que
a algo real. Lo real es único, permanente e indivisible; lo irreal es múltiple,
impermanente y dividido. No somos capaces de recordar cómo la idea de la
división apareció en nuestras mentes, pero lo cierto es que nos encontramos en
el mundo a causa de esa idea. La creencia de que yo soy único e independiente,
diferente a cualquier otro y separado del resto del universo ha dado lugar al
mundo y a mí en él. En esta idea de división tienen su raíz todos los males, la
enfermedad, la muerte, la carestía, el odio…, así como el temor que les tenemos. Mientras sigamos asentados en esa creencia sin siquiera
cuestionarla sentiremos separación y dolor. Pero cuando vengamos a descubrir la
verdad, que no hay separación, que todos somos uno y lo mismo, caerán los muros
que han creado la ilusión. Entonces la niebla se disipará y podremos ver una
realidad luminosa y fuera del tiempo
donde no hay lugar para ningún temor pues nada hay que pueda amenazarla.
domingo, 30 de abril de 2017
Hacer pan
Ahora que estoy aprendiendo a hacer pan me doy cuenta de su
significado espiritual. Cuatro ingredientes son necesarios para hacer pan:
harina, agua, levadura y sal. Cada uno de ellos tiene su significado a nivel
espiritual. La harina representa a los seres humanos, el agua la pureza y limpieza de
corazón; la levadura la palabra de Dios y la sal Su gracia. Cuando los seres humanos (la
harina) reciben la palabra de Dios (la levadura) y Su gracia (la sal) con el corazón limpio
(el agua), dejan de ser simple harina para
convertirse en masa que se deja trabajar por las manos de aquel que conoce su
oficio. De esta forma agua, harina, levadura y sal dejan de estar separadas y
se convierten en una sola cosa. Pero aún no está hecho el pan, todavía le falta
un ingrediente, el calor. Este calor es el Amor de Dios y es el que hace que la
masa se eleve y se convierta en pan tierno y oloroso.
viernes, 7 de abril de 2017
No hay separación
Ser es sencillo
no tengo que hacer nada
basta confiar
No estamos separados unos
de otros; la separación y el aislamiento son una creación de
nuestras mentes y tienen su fundamento en ideas equivocadas. No es
cierto que estemos separados, todos formamos parte de una misma cosa
y compartimos un mismo ser y una conciencia únicas. Ese ser y esa
conciencia única es la fuente del amor y de todo lo bueno, por eso
el amor y la bondad nos hacen felices, mientras que sus opuestos nos
roban la felicidad. Lo extraordinario es que no tenemos que hacer
nada para alcanzar esto, nos basta con ser lo que somos, pero hemos
ocultado nuestro verdadero ser detrás de la falsa idea de que somos
independientes y capaces de algo por nosotros mismos, de tal forma
que en lugar de no hacer nada, lo que hacemos es impedir con falsas
ideas que nuestro verdadero ser se manifieste. Cuando nos dejamos ser
confiando en el ser que somos y desechando la falsa idea de la
separación y la independencia dejamos de ver al mundo a un lado y a
nosotros a otro, entonces empezamos a sentirnos parte de un todo que
nos hace plenos y los sentimientos de soledad, de vulnerabilidad, de
pobreza y necesidad desaparecen para dar paso a un sentimiento de
unión que nos completa y nos llena de amor hacia todo. No hay
ninguna persona que no merezca ser amada, todos somos lo mismo, seres
plenos capaces de dar y recibir amor. El amor no posee, da. Puedo
amar a todos los que se cruzan conmigo sin necesidad de pararlos y
tratar de convencerlos de que se dejen amar por mí. El amor no
espera recibir nada, solo se da; y es así porque su ser es darse. El
amor que busca posesión no es amor, tan solo es afirmación de mí
como alguien que ha olvidado su verdadero ser y se ha refugiado tras
los muros que su incomprensión han levantado. Cuando puedo amar sin
esperar nada es signo de que he rechazado las falsas ideas y me he
abierto a la verdad del ser que soy. Si puedo conseguir esto no es
porque yo sea especial sino todo lo contrario es porque he recuperado
mi verdadero ser, el que comparto con todas mis hermanas y hermanos
en la vida. No es difícil alcanzar esto, lo difícil es ocultarlo,
y eso es lo que hemos venido haciendo hasta ahora con grandes
esfuerzos y sufrimientos, los que conlleva creer y vivir conforme a
ideas falsas.
El verdadero amor acoge todo lo que llega y deja marchar lo que se va cuando llega la
hora sin tratar de retenerlo. No desea la separación, pero tampoco
se resiste a ella cuando llega el momento. Son solo los cuerpos los
que se separan; en lo que es real no hay lugar para la separación.
martes, 10 de enero de 2017
Crear el mundo
No hay nada ahí fuera
Intento expresar en este haiku que las cosas y los acontecimientos
que hay en nuestras vidas no son de por sí buenos o malos, somos
nosotros quienes les conferimos ese carácter por medio de nuestros
pensamientos. En este sentido, tal como dijo Buda, somos nosotros
quienes creamos el mundo. Por ese motivo, un mismo hecho o
acontecimiento puede tener significados completamente distintos y
hasta opuestos para dos personas; así como para una sola a lo largo del tiempo. También por ese motivo dijo
Jesús: "Allí donde está tu corazón está tu
tesoro". Es así como aquello a lo que
damos más valor llega a ser lo más importante en nuestra vida,
aquello sin lo cual se nos hará difícil o casi imposible vivir.
Por eso debemos ser conscientes de que al dar valor a las cosas
ponemos nuestra vida en ellas. Esto conlleva el peligro de que al perder lo que más valoramos perdamos también lo que nos anima a vivir. Para evitar que esto
ocurra solo hay un medio: valorar por encima de todo aquello que no
puede desaparecer, aquello que no podemos perder. Ello no implica que dejemos de valorar lo demás, pero sí que es bueno
poner un orden, establecer una prioridad para cada cosa. Y hay una, sólo una, en la que todo tiene su fundamento y razón de ser, siendo además permanente e
inmutable. Si queremos ser felices esa única cosa ha de ocupar el
primer lugar en nuestro corazón y el resto debe quedar en
segundo lugar. Esta es la única forma de ser feliz sin estar
expuesto a que esa felicidad desaparezca. Este conocimiento es tan
antiguo como el hombre, pero por algún motivo lo hemos olvidado y
ahora tenemos necesidad de recordarlo.
Por otra parte, creo de verdad que cada uno de nosotros es un
pensamiento en la mente de Dios. Si por un solo instante Él dejase
de pensar en nosotros nuestra existencia acabaría en ese mismo momento. Pero puesto que Él es inmutable también lo son sus
pensamientos; así, ese lugar que ocupa cada uno de nosotros en
su mente es únicamente nuestro y lo será eternamente. Entonces, que
dejemos de ver a alguien no quiere decir que haya desaparecido, sigue
estando en la mente de Dios. Yo no soy mi cuerpo, tampoco soy mis
pensamientos, soy más que todo eso y nunca dejaré de serlo. Ese ser
verdadero está conmigo, siempre ha estado y siempre estará, pero yo
lo he ocultado con mis pensamientos. Por eso es bueno practicar la
meditación; estar sin pensamientos y contemplar el centro en el
cual reside nuestro ser es volver al origen, regresar al Padre en
cuya mente todos existimos.
¿Qué es la Verdad?
Desde un lejano patio de Oriente aún
resuena esa pregunta: “¿Qué es la verdad?”. Y aquel a quien había sido dirigida guardó silencio.
“La Verdad no puede ser explicada, tan sólo puede ser indicada”, ha dicho Ramana Maharshi. Tal vez de ahí el silencio de Jesús ante uno que no era un buscador de la Verdad. Pero para aquellos que sí son sus buscadores hay muchas indicaciones que dar. La Verdad no requiere explicaciones porque se explica por Sí misma; las explicaciones sólo son necesarias cuando la Verdad ha sido olvidada, como es el caso en este tiempo, pero de su recuerdo depende nuestra Paz, porque es imposible tenerla sin ella. La Verdad no es complicada, es de una sencillez y simplicidad difíciles de imaginar; lo complicado es aquello que hemos querido poner en su lugar. La Verdad es Una porque no hay dualidad en ella; es Total porque abarca la totalidad. La Verdad no pertenece a nadie ni nadie puede apropiársela, pues sólo se pertenece a Sí Misma. El que creamos o no en Ella en nada la menoscaba ni acrecienta, pues es anterior al tiempo y no puede cambiar. Siempre ha estado ahí, permanente e inmutable; tan sólo se ha ocultado porque hemos querido poner otra cosa en su lugar. Esa fue nuestra voluntad y la Verdad la respetó porque nunca se impone con violencia, sólo se manifiesta cuando es aceptada libre y conscientemente. De ella provienen la Paz y la Sabiduría, el Bien y la Justicia, la Belleza y la Perfección; la Vida y su plenitud, que es la Felicidad.
“La Verdad no puede ser explicada, tan sólo puede ser indicada”, ha dicho Ramana Maharshi. Tal vez de ahí el silencio de Jesús ante uno que no era un buscador de la Verdad. Pero para aquellos que sí son sus buscadores hay muchas indicaciones que dar. La Verdad no requiere explicaciones porque se explica por Sí misma; las explicaciones sólo son necesarias cuando la Verdad ha sido olvidada, como es el caso en este tiempo, pero de su recuerdo depende nuestra Paz, porque es imposible tenerla sin ella. La Verdad no es complicada, es de una sencillez y simplicidad difíciles de imaginar; lo complicado es aquello que hemos querido poner en su lugar. La Verdad es Una porque no hay dualidad en ella; es Total porque abarca la totalidad. La Verdad no pertenece a nadie ni nadie puede apropiársela, pues sólo se pertenece a Sí Misma. El que creamos o no en Ella en nada la menoscaba ni acrecienta, pues es anterior al tiempo y no puede cambiar. Siempre ha estado ahí, permanente e inmutable; tan sólo se ha ocultado porque hemos querido poner otra cosa en su lugar. Esa fue nuestra voluntad y la Verdad la respetó porque nunca se impone con violencia, sólo se manifiesta cuando es aceptada libre y conscientemente. De ella provienen la Paz y la Sabiduría, el Bien y la Justicia, la Belleza y la Perfección; la Vida y su plenitud, que es la Felicidad.
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