domingo, 13 de octubre de 2024

Luz y oscuridad

 

Cuentan de una madre que entró con su hijo en una catedral, y contemplando las preciosas vidrieras, el pequeño preguntó a su madre quiénes eran aquellos personajes que aparecían en ellas. La madre le respondió que eran los Santos; pero el hijo, insatisfecho con la respuesta, volvió a  preguntar quienes eran los Santos; entonces la madre, un poco desconcertada y sin saber muy bien qué responder para no dar lugar a nuevas preguntas, le dijo de manera tajante: “Los Santos son los que dejan pasar la luz”.

Asistía yo el otro día a una clase de enseñanza católica, y una de las personas presentes preguntó al profesor si podía explicar la aparición del mal y si es posible que el mal haya sido creado por Dios. No pude por menos que recordar esta pequeña historia de la madre, el hijo y los Santos de las vidrieras. Cuando formulamos esa pregunta, es como si preguntásemos si es posible que la oscuridad haya sido creada por el sol; y lo cierto es que de algún modo es verdad que el sol es el que da lugar a las sombras, si bien no parece correcto decir que las sombras son creadas por el sol, sino que es más exacto decir que las sombras son creadas por los objetos opacos que se interponen al paso de la luz. De la misma manera, son la soberbia y la desobediencia, el pecado original, la causa de que nos volvamos opacos y no dejemos pasar al Amor, que nos busca allí donde estemos, pero que jamás forzará la puerta cerrada, la ventana atrancada. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario