domingo, 23 de octubre de 2016

El Conocimiento es uno

El Conocimiento es uno, uno solo. Otra cosa es que para entendernos lo dividamos o parcelemos en conocimiento científico, filosófico, teológico, lingüístico... Pero esto ocurre por la misma estructura de nuestra mente y nuestro pensamiento, capaces de conocer únicamente de manera fragmentaria. Pero aquello que aspiramos a conocer, la realidad, es algo entero, único e indivisible. La realidad a conocer no es algo plano, se asemeja más a un poliedro o una esfera, y como cualquier cuerpo espacial de estas características, no puede ser contemplada en su totalidad, únicamente podemos aspirar a contemplarla de manera parcial. Esto conlleva que por amplia que sea nuestra perspectiva siempre será limitada. El conocimiento científico, por ejemplo, es una perspectiva basada en tomar en consideración únicamente aquello que puede ser medido y experimentado. Pero si al adoptar esta perspectiva, tan válida como cualquier otra, se olvida que es precisamente eso, una perspectiva más entre las muchas posibles, se está cayendo en el error de atribuir a la realidad una característica que no tiene, la de ser plana o unidimensional, con lo que ese error viciará todo el conocimiento subsiguiente. De todas formas la realidad está ahí, tal cual es, y por más que nos empeñemos en reducirla a una sola dimensión su verdadero ser desbordará continuamente los límites que queramos imponerle. Por eso resulta alentador ver que las distintas ramas del conocimiento empiezan a tomar conciencia en la actualidad de sus limitaciones y al mismo tiempo, conforme avanzan en sus indagaciones, parecen confluir en un centro del cual irradia todo conocimiento.

Hace unas semanas pude ser testigo privilegiado de esta feliz confluencia. Asistí a un congreso en el cual intervinieron cinco ponentes: un teólogo, sociólogo y psicoterapeuta, una catedrática de física, un economista, una médico y un psicólogo, todos ellos magníficos representantes en sus campos del conocimiento. Tras oír a los cinco tuve la sensación de que todos vinieron a decir lo mismo, sólo que cada uno lo dijo desde su punto de vista. Es decir, todos ellos describían una misma realidad, pero lo hacían desde un lugar distinto, aquel donde vital e intelectualmente se encuentran. Si quisiera precisar más diría que dos de ellos, el teólogo y el psicólogo, nos dieron una visión más amplia, lo cual viene a confirmar esta idea, puesto que ambas perspectivas son tal vez las de mayor amplitud entre las otras. En fin, juzgue quien disponga del tiempo y la inquietud suficientes:



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